¡¡Hola!!
El finde pasado tuvimos en casa a la mascota de mi clase, se llama Sami y es un delfín (porque nuestra clase es «la clase de los delfines»).
Me gustó mucho poder cuidar de Sami durante un fin de semana y hacer muchas cosas con él, desde desayunar hasta jugar, lavarle los dientes o dormir juntos.
Mamá y yo enseñamos a Sami lo bien que cocinamos e hicimos una coca de crema catalana. En una entrada próxima te contaré la receta 😉
También, aprovechando que era Carnaval, fuimos a ver las carrozas y le enseñé a Sami lo bonito y bien que lo hacen en nuestro pueblo. Aunque lo hice un poco lejos, no me gusta el mogollón de gente.
Hicimos mil cosas más, pero lo mejor según mi mamá son los beneficios que aporta, y estos son:
- Generar hábitos de responsabilidad, ser capaz de cuidar y portarse bien con la mascota de la clase, enseñándole nuestro día a día o lugares donde nos gusta ir.
- Aumenta la autoestima del niño al sentirse que puede cuidar muy bien de la mascota y sabe ser responsable y amable con ella.
- Desarrolla la imaginación y creatividad, teniendo que incorporar la mascota al día a día haciendo cosas nuevas con él.
- Crea un vínculo muy positivo entre casa y la guardería.
Además, tuvimos que hacer una página para el cuaderno viajero de Sami. Cuando mamá lo tuvo acabado, me encantó, me reí y la ayudé a acabar de decorar la hoja. La verdad que me sentí muy orgulloso de haber cuidado tan bien de Sami, porque no lo dejaba ni un momento, quería que estuviera a gusto conmigo y que viera lo bien que me porto. Ahora cada vez que lo veo en clase, me acuerdo de lo bien que lo pasamos y me pongo contento.
En este cuento viajero también he podido ver lo bien que se lo ha pasado Sami con mis compañeros de clase y los he podido conocer un poco mejor. No sabía que algunos niños tenían hermanos y he visto que también han hecho muchas cosas chulas con Sami.
¡¡Sin duda una bonita experiencia!!
Un saludo,
Lucas.